Llegó, con su lengua pegada al paladar. Le preguntaron qué le había pasado, donde había estado, pero solo escucharon su silencio. En ese mismo momento, metió su mano temblorosa en una mochila ajada y llena de arena, de la que sacó papeles desordenados llenos de tachones.
Sus palabras fueron estas.

miércoles, 27 de julio de 2011

Huellas en mi desierto

Caminado tanto y tanto
miró hacia atrás con lágrimas
la ventisca me ha borrado
con ráfagas tan rápidas
Un pasado de tortura
¿Pero como podré encontrar
el antídoto, la cura
si no tengo la enfermedad?
Sin recuerdo
como muerto
pues he vuelto

ESTRIBILLO
A pisar mis huellas en mi desierto
a aniquilar mis sueños con mi día
a confundir mi pena con mi alegría
a construir mi mentira con mi acierto

Y vuelvo, Ay, como la noche
a desangrarme en negro
cubrirme con un capote
en este retorno eterno
lloro estrellas y resoplo
viles tormentas de arena
grito con silbido ronco
ciego salvo luna llena

mas te digo
sin atino
que he venido

ESTRIBILLO

lunes, 18 de julio de 2011

Tarde en la taberna

Encamino con pesada lentitud mis pasos cara la ciudad. El sol brilla en su punto más alto de este cielo despejado, haciendo brotar el sudor en mi frente como método de refrigerio espontáneo. Paso cerca de tumbas sin nombre, de montículos de tierra que antaño fueron hombres, que antaño conspiraron contra Sardanápalo. Es una advertencia: al lado están las jaulas al aire libre construidas para los traidores. Con sus cuerpos quemados, se encojen para evitar que el calor los siga castigando por un pecado que no llegarían a realizar jamás, y los días pasan amartillando nuevos clavos en sus ataudes.

Entonces, en una de las celdas, reconozco a uno: el anterior tesorero, un hombre fuerte, apuesto, al que la avaricia le había obsequiado con un extraño brillo en los ojos, pero hoy, desnutrido y harapiento, tan solo fuí capaz de escudriñar barrotes en su mirada. Continúo cara la taberna en la que se reunen por la tarde las criaturas de la noche de palacio y llego completamente sediento. Le pido al dueño una copa de vino y me siento entre un extranjero y una bella prostituta.
Disfruto la copa como si fuese la última de mi vida, pero la prostituta corta mi placer con sus palabras llenas de halago y sortilegio. Levanto la vista y nos batimos en un duelo de miradas; ella pone la sensualidad y yo la curiosidad, pero apartó con delicadeza mi mano de su cadera. En sus lujuriosos ojos verdes tan solo veo el techo de su habitación en el prostíbulo. Y prefiriría haber visto una botella de vino.
Me fijo en el extranjero, bebiendo vino y con una mochila a la espalda, hablamos y le miro a los ojos: y veo barrotes. Triste este mundo en el que todos son presos de la libertad. Sin embargo, mis ojos también falla, y donde he visto rejas, realmente eran cuerdas del pentacordio; el extranjero es un esclavo de la melodía. Animado por el vino le digo:
- Tañe tu pentacordio, buen hombre.
Y empiezan a sonar acordes melancólicos mientras apuro el trago final. La ebriedad y el ambiente liberan mis tapujos y empieza a sonar mi quejumbrosa voz sobre sus notas.

lunes, 11 de julio de 2011

Un poeta bajo una palmera

El polvo de la mañana golpea mi rostro, similar a la mano afilada de una amante despechada, los graznidos de un taciturno mochuelo me traen un nuevo día de vino y poesía en la corte de Sardanápalo. Bebo el vino caliente de la noche y observo el desierto recién levantado. Allí, a lo lejos lo veo, es inconfundible.
Un poeta bajo una palmera.
En sus ojos lo veo, sé quien es. Izo mi cuerpo a toda velocidad y surco las dunas ardientes de este mar de arena hacia el malecón de sombra que proteje al poeta. Lo saludo y comenzamos a hablar, pero rápidamente me pierdo en su mezcolanza de idiomas, en su frenesí verborreico de cantonés, italiano y provenzal. Solo le entiendo un pequeño extracto antes de que se marche, camino de un lugar cualquiera; "Acusado de traición. Así estoy y todavía no me lo creo. Yo que he sido fiel a mi única patria que es la poesía."
Y allí me quedo, comprendiendo toda la magnitud de mi traición. Yo, que he traicionado a mis amigos, a mis amantes, a mis ideales, a mi poesía, a mi mismo. Pero un instante después una sonrisa victoriosa sacude mi rostro. Como el poeta, yo también he sido fiel a mi única patria: la palabra.
Comprendo que apenas me conozcais y que las dudas señalen con sus largos dedos tal afirmación, pero atended un segundo y asumireis que lo dicho es cierto.
¿Por qué entonces lo dejaría escrito para que lo leais?

IN MEMORIAM
EZRA POUND - Nacido en 1885, asesinado en 1945, resucitado en 1958, muerto en 1972.

lunes, 4 de julio de 2011

Buenas noches Babilonia

El último rayo de sol choca contra el muslo aún desnudo de la joven recién salida de la cámara nupcial mientras la arena se hace más fría para sus pies ligeros en este desierto. La noche, al igual que ayer y que mañana, ha caido sobre Nínive y las prostitutas abandonan los brazos de Sardanápalo. Más tarde, nos iremos los poetas, embriagados por el arte y por el vino, también por los labios de las musas guardados en tablillas de arcilla. Pero yo ya me voy.
Porque me gusta mirar el anochecer desde mi humilde jaima, porque me gusta ver a esa bella concubina asiria pisar grano a grano cada palmo de este desierto, porque me gusta estar solo para pensar en qué pensaré mañana.
Mis ojos se cierran poco a poco, haciendo más nítido el paisaje del palacio con sus personajes y mi alma dice con voz adeudada:
- Buenas noches Babilonia.