El polvo de la mañana golpea mi rostro, similar a la mano afilada de una amante despechada, los graznidos de un taciturno mochuelo me traen un nuevo día de vino y poesía en la corte de Sardanápalo. Bebo el vino caliente de la noche y observo el desierto recién levantado. Allí, a lo lejos lo veo, es inconfundible.
Un poeta bajo una palmera.
En sus ojos lo veo, sé quien es. Izo mi cuerpo a toda velocidad y surco las dunas ardientes de este mar de arena hacia el malecón de sombra que proteje al poeta. Lo saludo y comenzamos a hablar, pero rápidamente me pierdo en su mezcolanza de idiomas, en su frenesí verborreico de cantonés, italiano y provenzal. Solo le entiendo un pequeño extracto antes de que se marche, camino de un lugar cualquiera; "Acusado de traición. Así estoy y todavía no me lo creo. Yo que he sido fiel a mi única patria que es la poesía."
Y allí me quedo, comprendiendo toda la magnitud de mi traición. Yo, que he traicionado a mis amigos, a mis amantes, a mis ideales, a mi poesía, a mi mismo. Pero un instante después una sonrisa victoriosa sacude mi rostro. Como el poeta, yo también he sido fiel a mi única patria: la palabra.
Comprendo que apenas me conozcais y que las dudas señalen con sus largos dedos tal afirmación, pero atended un segundo y asumireis que lo dicho es cierto.
¿Por qué entonces lo dejaría escrito para que lo leais?
IN MEMORIAM
EZRA POUND - Nacido en 1885, asesinado en 1945, resucitado en 1958, muerto en 1972.
No hay comentarios:
Publicar un comentario