Llegó, con su lengua pegada al paladar. Le preguntaron qué le había pasado, donde había estado, pero solo escucharon su silencio. En ese mismo momento, metió su mano temblorosa en una mochila ajada y llena de arena, de la que sacó papeles desordenados llenos de tachones.
Sus palabras fueron estas.

lunes, 11 de julio de 2011

Un poeta bajo una palmera

El polvo de la mañana golpea mi rostro, similar a la mano afilada de una amante despechada, los graznidos de un taciturno mochuelo me traen un nuevo día de vino y poesía en la corte de Sardanápalo. Bebo el vino caliente de la noche y observo el desierto recién levantado. Allí, a lo lejos lo veo, es inconfundible.
Un poeta bajo una palmera.
En sus ojos lo veo, sé quien es. Izo mi cuerpo a toda velocidad y surco las dunas ardientes de este mar de arena hacia el malecón de sombra que proteje al poeta. Lo saludo y comenzamos a hablar, pero rápidamente me pierdo en su mezcolanza de idiomas, en su frenesí verborreico de cantonés, italiano y provenzal. Solo le entiendo un pequeño extracto antes de que se marche, camino de un lugar cualquiera; "Acusado de traición. Así estoy y todavía no me lo creo. Yo que he sido fiel a mi única patria que es la poesía."
Y allí me quedo, comprendiendo toda la magnitud de mi traición. Yo, que he traicionado a mis amigos, a mis amantes, a mis ideales, a mi poesía, a mi mismo. Pero un instante después una sonrisa victoriosa sacude mi rostro. Como el poeta, yo también he sido fiel a mi única patria: la palabra.
Comprendo que apenas me conozcais y que las dudas señalen con sus largos dedos tal afirmación, pero atended un segundo y asumireis que lo dicho es cierto.
¿Por qué entonces lo dejaría escrito para que lo leais?

IN MEMORIAM
EZRA POUND - Nacido en 1885, asesinado en 1945, resucitado en 1958, muerto en 1972.

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