Llegó, con su lengua pegada al paladar. Le preguntaron qué le había pasado, donde había estado, pero solo escucharon su silencio. En ese mismo momento, metió su mano temblorosa en una mochila ajada y llena de arena, de la que sacó papeles desordenados llenos de tachones.
Sus palabras fueron estas.

martes, 17 de abril de 2012

Egoismo

¿Acaso al cielo le importa
qué luz lo cubra?
En noche oscura,
en mañana esplendorosa
seguirá siendo
el mismo cielo

¿Acaso al mar le molesta
qué viento lo levante?
Sea huracán rampante,
sea brisa en primavera
solo será
el mismo mar

¿Acaso al hombre lastima
la opinión del mundo?
Dicha por el mudo,
dicha por la parlanchina
nadie se conoce
como ese mismo hombre.

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